Texto y fotografías: Oscar Quirós Romero
El sábado 21 de Noviembre se produjo en la capital española una manifestación muy especial. Los agricultores y los ganaderos españoles reclamaban juntos, por primera vez, los derechos de los trabajadores del mundo rural. Si, ciertamente, era la primera vez en la historia de este país que los tres principales sindicatos de los agricultores y los ganaderos (ASAJA, COAG y UPA) convocaban a los ciudadanos a una manifestación conjunta.
Cerca de 80.000 personas procedentes de todos los puntos de la España rural colapsaron, pacíficamente y en un anormal ambiente festivo, las calles repletas de adoquines sueltos, vallas, sacos de cemento y socavones con las que el Alcalde Ruíz-Gallardón nos tiene acostumbrados a recibir. Y digo que el ambiente me parecía anormal, porque la situación del campo es cada día más delicada. En los últimos 15 años, los costes de producción se han multiplicado por 100 y, sin embargo, el precio de compra de los productos ganaderos y agrícolas se mantiene estancado, mientras aumentan las importaciones de productos agrícolas y ganaderos de países extracomunitarios con precios irrisorios, lo que hace inviable la continuidad de estas personas en su labor diaria.
El sector agrario y ganadero reclama algo tan lógico como irrenunciable:
El mundo rural está cansado de vivir de subvenciones y exigen poder subsistir por sus propios medios, sin la intervención del estado a través de subvenciones, o cuotas de producción y sin la presión de las grandes superficies en los precios de los productos.
Se solicita que las fuerzas sociales (sindicatos, asociaciones agrícolas y ganaderas, partidos políticos y gobierno) dialoguen para conseguir que agricultores y ganaderos obtengan unos ingresos dignos y suficientes como para que no se vean obligados a abandonar el campo y poder seguir trabajando en su actividad. De esta reclamación justa viene el mismo lema de la manifestación: "El Campo se Arruina" y la falta de sensibilidad del Gobierno actual y muy especialmente de la Ministra Elena Espinosa, que ya no es que acudiera o no a la manifestación del sábado, sino que ni siquiera esperó en el despacho de su ministerio para poder recibir a los responsables de las tres organizaciones convocantes de la manifestación.
Reclaman, que de la misma forma que el gobierno de España ha realizado planes de ayudas a los sectores industriales y de servicios, como el Plan 2000€ del automóvil, se planifiquen planes similares para sacar de la crisis al sector primario, unos planes que deberían garantizar una nueva regulación de los mercados y la supervivencia del sector pasado el año 2013.
Se pide que se realice un plan específico de tarifas eléctricas para el campo (que han aumentado en un 60% para los regantes), que las nuevas tecnologías lleguen al mundo rural, que se mejoren las infraestructuras, que se dejen de cerrar escuelas por falta de alumnos, que llegue internet a sus hogares, que se garantice la recepción de TDT en sus hogares, que haya cobertura total de telefonía móvil... en definitiva, que se garantice el acceso a la información, a la tecnología y a la modernidad para poder ofrecer de una forma digna, con menor coste y con menos intermediarios sus productos al mercado.
Es decir, que estamos hablando de una reconversión del sector en la que participen todos los agentes sociales implicados.
Creo, Sr. Zapatero, que no hay ninguna de estas reclamaciones que Usted no considere, al menos, como justas. Que los derechos de los habitantes del campo son tan importantes y respetables como los de cualquier otro ciudadano. Y que la continua despoblación del mundo rural, especialmente la de los jóvenes, debería ser una de las prioridades en la política de ayudas al empleo de su gobierno.
